domingo, 30 de septiembre de 2012

Decepción

Siempre he sido partidario de cuestionar las verdades que la gente intenta venderte, y sopesar las cosas con tus propios ojos. Supongo que por eso mismo viajo siempre solo, para poder experimentar las cosas por mi cuenta, sin condicinantes externos.

Ante la triste situación española, desde el extranjero, siempre me he mantenido escéptico ante lo que leía, tratando de localizar el sensacionalismo, descartarlo, y buscando siempre los dos ángulos a lo que estaba sucediendo.

No voy a engañar a nadie: Mi idealogía es tirando a izquierdista. Creo que la educación y la sanidad deberían ser la máxima prioridad, y que la innovación y el desarrollo son las únicas vías de salida de esta crisis. Precisamente por esto, ayer 29S salí a la calle, para protestar sobre medidas que me parecen absurdas y destructivas. Mi primera manifestación desde que volví a España, hace dos meses.

Me bajé del metro en Retiro con mi amigo Raúl, que había venido desde Barcelona, a las 19.00, bien lejos de la convocatoria, porque suponía una respuesta masiva. Mi primera decepción llegó al ver la cantidad de gente que a esas horas ni siquiera llenaba la plaza de Neptuno. Habiendo asistido a la victoria de España en el mundial, donde la gente llegaba 5 manzanas más allá, me pareció lamentable la comparación de la respuesta ciudadana ante algo que debería ser muchísimo más importante que un condenado deporte.

Mucha o poca gente, nosotros estabamos en Neptuno para mostrar nuestro descontento, así que nos abrimos un poco paso entre la muchedumbre y nos situamos cerca de lo que luego vimos, era el gabinete de prensa. Me fascinó ver tanta gente mayor, concienciada con la situación actual. Pensaba que en su mayor parte vería jóvenes allí, pero no fue así. Me sentí movido por la silenciosa protesta de esa gente, mientras cada dos por tres, pasaba alguien de menos edad, atufando con un porro. Digo yo: ¿Tanto te pica el mono que tienes que ponerte a fumar aquí en medio de todos? y lo que es peor ¿por qué no puedes esperarte a fumártelo en tu casa, y así no destrozas la imagen mediatica de aquellos que queremos realmente hacer una diferencia?

Pasaron las horas, y los vendedores ambulantes empezaron a hacer su agosto. La gente comenzó a comprarles cervezas (sobretodo la gente joven), a bebérselas, y a tirar las las latas al suelo. ¿Tanto cuesta guardarte la condenada lata y tirarla luego en una papelera? Mi responsabilidad medioambiental supera con creces a mi conciencia política, y me vinieron los siete males cuando empecé a ver a la gente bebiendo cervezas de más, y el suelo poblándose de latas de cerveza - Y sí, los vendedores tenían otros tipos de bebida, pero casi todas las latas del suelo eran de cerveza.

A esas horas, ya estabamos hastiados de vendedores que te plantaban la lata en la cara, y a los que tenías que echar a malas, porque no aceptaban un simple "no" por respuesta. ¿Cómo van a entender ellos que eso no es una fiesta, sino una protesta, cuando los propios asistentes no son conscientes de la diferencia?. Hartos estabamos también de gente abriendose camino a cualquier costa por salir en las camaras, y egoistas que se empeñaban en plantar su pancarta delante de las mismas, bloqueando los hechos que realmente debían ser difundidos.

Llegaron las 22.00, y la convocatoria tocó a su fin. La gente adulta se fue a casa, y otras cuantas personas decidieron quedarse. Los temas de conversación que se oían alrededor ya no eran sobre la protesta, el movimiento, o sobre la situación y sus salidas. Eran temas mórbidos - La gente que quedaba ahí había venido a ver los palos. La comprobación vino cuando alguien tiró un petardo y piedras a la policía, ellos hicieron un breve amago, y todos estos pseudoprotestantes echaron a correr presa del pánico. Habían venido a correr el toro, y estaban esperando el chupinazo de salida.

Yo no, yo no iba a participar en este circo. Se lo dije a mi compañero, que no estaba dispuesto a ser parte de lo que inevitablemente acabaría sucediendo: Que pillaría los palos el menos indicado, y no el que en realidad debería haberlos recibido - Y creedme si os digo que veía a más de uno al que habría zurrado yo mismo.



Así que plegamos, y a la que nos dirigíamos hacia Cibeles, el lamentable espectáculo de vertidos que la manifestación había dejado atrás se hizo más patente. A lo largo del camino, las bolsas de basura se apilaban, y el recorrido estaba sembrado de latas y carteles de "NO" cuyos dueños habían arrojado al suelo, con el mismo respeto hacia la ciudad que el nuestros dirigentes le darán a la seriedad de la protesta. Subiendo el paseo del Prado, a ambos mis lados, gente meando en arbustos, el olor a letrina me revolvió el estómago, y mi compañero se llevó la mano a la nariz ante el hedor. Esa peste nos siguió hasta Cibeles, donde mi entusiasmo y buena voluntad ya arrastraban 10 metros por debajo del suelo.

Llegando a casa, leía los mensajes por Facebook y Twitter que decían que la policía cargaba para "limpiar" la zona. Pensé para mis adentros que desafortunadamente esas comillas estaban fuera de lugar, puesto que la labor de los cuerpos de limpieza ahora en la zona, sería ardua. Quien escribiese eso seguramente no había visto el descorazonador espectaculo que poblaba la plaza y sus alrededores.

Hoy, en frío, hago balance de la experiencia y extrañamente tengo aún más ganas de cambiar las cosas. No creo que vuelva a asistir a una manifestación en algo de tiempo, pero si me encuentro con más ganas de involucrarme en buscar soluciones distintas al autoinmolamiento al que nos dirigimos.

¿El siguiente paso? Una historia para contar en otro momento. :)

2 comentarios:

  1. Me puedo imaginar perfectamente lo que dices... Yo también ando fuera y me cuesta trabajo hacerme con información no sensacionalista, y viendo las noticias de aquí también me fijé en lo guarro que estaba el suelo... Espero la historia del siguiente paso, a ver si nos sacamos una sonrisa ;)

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  2. Lo siento compañero, pero me temo que te pierdes en los detalles, latas en el suelo, sí que hay, vendedores, también, se te ha olvidado comentar que cuando dieron las 21:00 ya no se cabía en la plaza, que la masa llegaba varias manzanas más allá de Neptuno. El orinar en la calle es una vergüenza, pero aún más lo es el que los establecimientos públicos de la zona no permitan a la gente usar sus baños que son públicos. Por último lo que más me decepciona de tu mensaje es que no hablas de la actitud PACÍFICA de la gente, varios miles sino decenas de miles de personas y no hubo un sólo acto violento (no lo verás por la tele ni por internet) hasta última hora. La gente salió a la calle a protestar, te recuerdo que la de ayer era ilegal, tu no te diste cuenta por que llegaste a las 19:00, estaba convocada a las 18:00 y la gente llegaba con cuentagotas por que los UIP se encargaron de identificar e intimidar a la gente. Para mí la de ayer fui una victoria CIUDADANA, se puede madurar, cierto, pero desde luego más reseñable no es el olor a porro (que me gusta lo mismo que a ti) ni las latas, es el pacifismo de la gente diciendo BASTA y de eso tú no hablas.

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